Desde hace décadas, a la par del desarrollo de una conciencia conservacionista que propugna la sostenibilidad de los sistemas de producción, ha ido evolucionando, consecuentemente, una industria de energías alternativas. Aerogeneradores, placas fotovoltaicas, generadores marinos etc. han ido completando un amplio panorama de implementos y artilugios para producción de energías sustitutivas de las basadas en la quema de combustibles fósiles.
Pero el desarrollo de este tipo de industria debe ir de la mano de una planificación que no solo contemple el reemplazo de estos combustibles, sino que evite impactar negativamente en el ecosistema de la fauna local.
SEO/BirdLife ha publicado en su revista “Ardeola” un artículo titulado “Valoración de los efectos de los parques eólicos marinos en las aves y necesidades de planificar su futuro desarrollo en España”.
Los autores del trabajo remarcan la necesidad de profundizar en el estudio de cómo establecer el impacto que los aerogeneradores pueden producir en las aves del lugar, ya que la información de este tópico es muy escasa.
Tal vez haya sido esto entre otras cosas lo que explica el fracaso del proyecto Zefir, de implantación de un parque marino de aerogeneradores, que fue objetado por el Banco de Inversiones Europeo, por su alto impacto ambiental. Los autores afirman que la ubicación de dicho parque eólico en aguas del Delta del Ebro hubiera tenido un profundo impacto negativo para las aves marinas del Mediterráneo.
Es necesario definir una estrategia de implantación de estos parques, para evitar que los aerogeneradores se conviertan en enemigos del ecosistema.
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